domingo, 14 de marzo de 2010

Hey, que estoy aquí arriba...

Estás en el trabajo, hablando con un compañero, y ves que de repente su mirada se desvía de tus ojos y se va directa a... ¿Ya sabéis dónde, no? A las tetas. Si amigas, a todas nos ha pasado. Léase trabajo, facultad, metro, club de campo o restaurante hindú. Si hay un tío de por medio, en algún momento de la conversación sus ojos se irán directos al pecho. Es así. No importa que lo tengas grande o pequeño, eso da igual. Ellos no tienen, y  con eso basta. Pero frases como la que da título a ésta entrada se van a acabar. De verdad. He aquí el invento definitivo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario