domingo, 29 de agosto de 2010

No sin mi hija

John Marshall miraba impaciente su reloj. En unos minutos embarcaría rumbo a París. John, ex-agente de la CIA, repasaba mentalmente su plan de rescate... Habían secuestrado a su hija Rachel, de 19 años, mientras se encontraba de viaje de estudios por Europa. John se había enfrentado a muchas situaciones difíciles durante toda su vida debido a su trabajo, pero nada era comparable con el hecho de perder a su única hija, era algo que no iba a consentir. Había hecho unas cuantas llamadas a compañeros aún en activo y a sus contactos internacionales y tenía una pista sólida, Rachel había sido secuestrada por una banda de albanokosovares que se dedicaba a la trata de blancas. John había logrado dar con el domicilio particular de uno de los cabecillas de la organización, Ilbrahin Kulaj, en un barrio a las afueras de París, e iba dispuesto a repartir hostias como panes a todo aquel que se interpusiera en su camino.

Una vez en París, cogió un taxi y fue directo a la dirección que le habían soplado. Cuando llegó, observó el edificio desde fuera con cautela. El piso de Ilbrahin se encontraba en la sexta planta. Discretamente sacó sus prismáticos y vio si había alguien dentro. El piso parecía vacío, además era su día de suerte, justo el de al lado parecía abandonado, el cual le serviría como una perfecta base de operaciones.

John subió hasta la sexta planta, se cercioró que el piso de Ilbrahin estaba vacío y forzó fácilmente la puerta. Una vez dentro buscó alguna pista sobre el paradero de su hija, pero sin éxito... En esas estaba cuando oyó la puerta. Ilbrahim había vuelto. John salió apresuradamente al balcón y se dispuso a saltar al de al lado, al del piso abandonado, que estaba a metro y medio de distancia. Ya tendría ocasión de estar cara a cara con Ilbrahin Kulaj, ese sapo asqueroso, y se llevaría su merecido... John puso un pie en la barandilla, el otro, tomó impulso... Se resbaló y se precipitó seis pisos al vacío. Se estrelló contra la calle.

Fin de la misión de rescate.

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