martes, 20 de abril de 2010

Is always de sun

¿Sabes esa sensación de cuando empieza la primavera, el buen tiempo, el calorcito, el sol, que pega lo justo para ser agradable pero no picajoso, que empiezas a ir a los parquecitos a tirarte en la hierba, a empezar a disfrutar del sol después del coñazo del invierno? ¿Mola esa sensación, verdad?

Pues estaba esa chica que odiaba el invierno y el frío, y que por fin se sentía feliz con los primeros rayos primaverales, aunque aún hiciera un poco de fresquete. La gente empezaba a llevar ya gafas de sol, por la claridad y tal, pero esa chica no, y pensaba en cómo podía llevar la gente gafas de sol recién comenzada la primavera... ¿Acaso a la gente no le apetecía levantar la cabeza, girarla hacia el sol como los girasoles (ejem), dejar que incieran los rayos en la cara, disfrutar de aquello? ¿De verdad a la gente le apetecía esconder los ojos tras dos cristales ahumados impidiéndoles la visión plena de aquella luminosidad maravillosa? Bueno, a la chica se la pelaba mucho la gente, peor para ellos. Ella seguía disfrutando siempre que podía de levantar la cara al sol. A veces incluso abría un poquito los ojos y lo miraba directamente, pero no mucho. Se sentía agradecida por estar viva, por el sol, por la primavera, por la madre que los paríó.

Hasta que no le quedó más remedio ya que ponerse las gafas de sol. Pero ojo, para siempre. Ajá, lo habéis adivinado... Tanto levantar la cabeza al sol, tanto mirarlo sin querer queriendo... Al final pasó lo que tenía que pasar, que se le quemaron las retinas. Se le derritieron como 2 helados de bola fuera de la nevera. Grotesco. Le empezó a chorrear retina por la cara, un ascazo, imaginaos la estampa. Ufff, que grimilla.

2 comentarios:

  1. Ostrás, por un momento pensé que estábamos ante uno de esos blogs un poquito cursis de chicas ¿sabes?

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  2. Ya, LO SE, por poco se me va la mano... De hecho quería un final mucho más gore, pero no estaba insirada, que mal...

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